Juana la Loca: la cautiva de Tordesillas- Manuel Fernández Álvarez
Juana I de Castilla, conocida por Juana la Loca, es una de las figuras históricas que más rodeada de mitos y leyendas está, pero que sin embargo más olvidada está en el currículum escolar y es que es normal verse eclipsada por vivir entre tres grandes figuras del siglo XV y XVI como son los Reyes Católicos y Carlos I. Cuando estaba en el instituto a todos nos contaron que Juana estuvo perdidamente enamorada de un tal Felipe el Hermoso y que gracias a ese matrimonio Carlos I se convirtió en el heredero de media Europa. Sin embargo, no se habla de mucho más a parte de que la llamaban loca y que nunca llegó a gobernar de facto. Gracias a esta obra ahora tengo una visión mucho más global de esta figura y por supuesto de su trágica vida, de esta Juana la Desventurada.
Si una cosa hace bien el autor es empezar haciendo un resumen de la época en la que se va a desenvolver nuestro personaje histórico, no me esperaba menos pues tras leerme su libro sobre la reina más grande de la Humanidad, Isabel de Trastámara, estaba seguro de que haría lo mismo con su hija. Hay que entender el contexto en el que nace y es que nace y vive en la época de las grandes exploraciones, Magallanes, Balboa, y por supuesto Colón. Pero no solo eso, nace cuando surge la primera globalización de la que tanta culpa tiene la Península Ibérica una economía que cada vez empieza a depender más en los países vecinos y en los continentes hasta entonces o no conocidos o prácticamente ignorados. En el contexto cultural Juana se criaría en pleno Renacimiento y es que los focos del Renacimiento europeo están en dos sitios: los Estados Pontificios y las coronas españolas. Pero no solo eso, a lo largo de su vida Europa vivirá uno de los cambios más importantes de su Historia iniciados por el agustino Martín Lutero. Desde luego una época apasionante para vivir.
Pese a todo esto no hay que olvidar que era una sociedad excesivamente supersticiosa, se creía en la brujería, los conjuros y las posesiones, de hecho a día de hoy la Iglesia Católico sigue creyendo en esto de las posesiones, es un tema serio y no me voy a meter, lo único que diré es que al creer en el demonio este será el culpable de la brujería, Dios es el único que puede darle caza y por tanto se extiende a sus representantes que lleva directamente a la caza de brujas. Pero no era el pueblo llano los únicos que creían en la magia y es que la realeza en más de una ocasión recurrió a ella para asegurarse un sucesor, bien conocido es el caso de Carlos II o de Felipe IV entre otros. Pese a todo esto España no fue uno de los países donde la caza de brujas tuviera un papel preponderante en la sociedad y cito textualmente el autor 'Los inquisidores actuaron con mayor ponderación que los jueces seglares franceses, alemanes o ingleses, como pudo demostrar Caro Baroja.'
Tratado el contexto europeo en el que nace la siguiente pregunta es dónde nace y es que para hablar de Juana hay que hablar de los Reyes Católicos y por consiguiente de su corte. La corte era tradicionalmente nómada y es que los Reyes Católicos vivieron tanto en Granada, Sevilla como en Segovia (precioso alcázar por cierto). Por lo visto no se tienen muchos de talles de cómo era el hogar de los Reyes Católicos de puertas para adentro. Pero sí se saben varias cosas, la primera es que el rey Fernando era un infiel, y es que hay un montón de historias relacionadas con esto y con supuestos hijos bastardos, curioso que esta vivencia la compartiera Juana con Felipe años más tarde. La segunda cosa que se conoce es que Juana visitaba junto a su madre Isabel a su abuela, esta abuela (Isabel de Portugal) vivía encerrada en Arévalo porque estaba loca, curioso que Juana acabara igual pero en Tordesillas.
Respecto a su juventud, todos conocemos lo de las alianzas matrimoniales de los Reyes Católicos, y a Juana la toca irse a Países Bajos a casarse con Felipe el Hermoso. Países Bajos era un sitio bastante difícil de gobernar ya que carecían de una unidad territorial entre otras cosas. La corte flamenca era muy muy distinta a la española pues frente a la austeridad de la corte isabelina tenemos una corte famosa por el lujo y los rituales. Al llegar allí no la recibe Felipe, ella llega un 8 de septiembre de 1496 y no es hasta el 12 cuando los novios se conocen. Se dice que Juana se enamoró locamente y que tuvieron una espiral de sexo desenfrenado (hasta que Felipe se cansó y empezó a tenerlo con otras xd).
Y aquí es donde más puedo empatizar con Juana, una extranjera completamente sola sin hablar el idioma del país y llega el otoño, un otoño que no para de llover con el cielo gris y los días cortos. Bruselas desatendía a los enviados españoles y a Juana y Felipe también pasa de ella. Puede que este fuera uno de los comienzos de las depresiones que la llevarían a la locura en la que acabaría sumida.
Llegamos a un día importante, el 24 de febrero de 1500, nacimiento de Carlos, futuro César de Europa, sin embargo, no nace como heredero de los dominios hispanos pues por aquel entonces el heredero de las tres coronas hispánicas era don Miguel de Portugal, pero bueno, el infante este la palma. Un enviado secreto le hace llegar la noticia a Felipe, pues ya ambicionaba el trono castellano y es que no podía alegrarse más, Juana y él eran los herederos de Castilla. Y como es lógico deciden ir a España para tomar posesión del título de Príncipes de Asturias, pues tienen que ser jurados en las Cortes. Para ir a España deciden hacerlo andando pasando por Francia donde Felipe muestra su lealtad al rey francés Luis XII y acepta unas monedas como símbolo de vasallaje, cuando se las van a dar a Juana esta se niega, con dos cojones, dejando claro quién manda. Además, Felipe intenta prometer al príncipe Carlos a la hija de Luis XII, pero Juana se niega en rotundo, este fue el primer gran conflicto conocido de la pareja. Al llegar a España tiene lugar un momento bastante interesante y es que Felipe y Fernando se conocen, tras esto juran el cargo de Príncipes de Asturias y Felipe se vuelve a los Países Bajos. Sin embargo, los Reyes Católicos consiguen que Juana se quede ya que esta estaba embarazada y no podría soportar un viaje así. Juana quiere volver a Flandes con Felipe, pero Isabel no la deja, como protesta ella se pasa una noche entera a la intemperie en pleno noviembre castellano, después de esto Isabel y ella tendrán una bronca monumental. Al final Juana se sale con la suya, pero ya empiezan a preocuparse sobre su estado mental. Felipe la maltrataba física y psicológicamente y esto tuvo consecuencias horribles en Juana, posiblemente Felipe sea de los mayores bastardos que jamás se han sentado en el trono castellano.
En 1504 muere la gran Reina y dada la manifiesta incapacidad de Juana para gobernar deja en su testamento una pequeña puerta abierta para que Fernando pueda incapacitarla. Aquí comienza una pugna por el poder interesantísima entre los fernandinos y los seguidores de Felipe (especialmente la alta nobleza cansada del autoritarismo de Fernando), esta batalla la gana Felipe, pero no por mucho tiempo, 18 días después muere. Juana no se despega de su cama ni un segundo desde que cae enfermo y le cuida con todo lujo de consideraciones.
Aquí Juana ya está completamente ida, decide llevar el cuerpo de su marido por Castilla, hay una anécdota bastante curiosa que dice mucho sobre lo que pasaba por la cabeza de Juana. Un día llegaron a un convento y al darse cuenta de que era de monjas creen que iban a robar el cuerpo de su marido, desde entonces la gente empieza a llamarla Juana, la Loca.
Fernando ante esto decide encerrarla en Tordesillas para evitar un secuestro y para asegurarse el poder de Castilla, durante una buena parte de su encierro convivió con el cadáver de Felipe. A la muerte de Fernando le lega sus reinos a ella uniendo así definitivamente Castilla y Aragón. La situación para Juana no cambia tras la llegada de Carlos I a España, Carlos da todo un golpe de estado y toma las riendas del poder, pero como no puede desposeer del poder a su madre firmará todos su mandatos con la siguiente frase: 'Doña Juana y don Carlos su hijo, reina y rey de Castilla...'. Con Juana delante como señal de respeto a su madre.
Juana solo saldrá de su encierro en Tordesillas por unos meses durante la revuelta de los comuneros pero luego volverá hasta el final de su vida. Juana muere en 1555 viviendo una vida especialmente larga para la época, nótese que vive alrededor de 40 años encerrada. Al final de su vida Juana empieza a ver visiones que la atormentaban y murió con una enfermedad bastante dolorosa. Hay que mencionar que en el año 1555 Carlos I abdica pues toma la muerte de su madre como el final de su etapa en el trono, así que sí durante todo el reinado de Carlos I, la Reina fue Juana I de Castilla, la Desventurada.
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